Las Ánimas regresaron a Arbejales (presentación de la película en el pueblo)

Prólogo:
Mientras las majors del cine ruedan en Canarias, y a políticos, gestores y visionarios parece que les va la vida en ello, mientras eso acontece, algunos nativos rodamos como podemos. Que sepan que nosotros también pagamos impuestos y a los profesionales locales por sus servicios (lógicamente menos que las majors, pero es lo mismo, generamos con la misma seriedad unas acciones que permiten seguir activando este sueño de la vida, este disimulo ante el abismo, en nuestro caso más humano que capitalista). 

El asunto:
Anoche, gracias a la asociación vecinal San Marcos de Arbejales, con la colaboración del Ayuntamiento de Teror, pudimos proyectar en la plaza de Arbejales una pequeña y humilde película (La forma del mundo) rodada en su mayor parte en ese municipio y pago. Ese tipo de proyecciones públicas, con un público agradecido que esperó pacientemente durante más de una hora y media a que se montara tardíamente el tingladillo de pantalla, proyector y altavoces, a causa de un problemilla de descoordinación, es el tipo de cosas que te congratulan un poco con el vacío existencial que puede acontecer de vez en cuando. Algunos llevamos desde la década de los 80 dando de vez en cuando tumbos por pueblos, plazas, locales y garajes (a veces también en cines, teatros o museos), y rara vez se nos ha acercado un político, un gestor-director, un inversor o un periodista cultural de radio, televisión o prensa escrita. Pero sí se nos han acercado personas del pueblo, de la calle, antes más los jóvenes y ahora más los mayores, gente normalmente sincera y agradecida que te habla desde el corazón y no desde el interés o del compromiso coyuntural o profesional. Tu película o tu pieza puede ser una gran decepción, un quiero pero no puedo, pero también es un acto de pasión, y en cierta medida un regalo al mundo (aunque no hayas entrado en el juego de hacer las cosas pensando en un público, en un mercado o en una estrategia cultural). Siempre habrá gente que agradezca tu esfuerzo sincero, tu cariño. Y me quedo con eso. Las grandes regalías y parabienes los dejamos para otros, porque eso forma parte de un juego mayor "más serio" y lleno de intereses demasiado grandes (u otros intereses) para ser entendidos por algunos nativos como yo o por algunas personas de la plaza, de la calle, del teatrillo o del salón vecinal. Así, anoche volví a sentir esa magia perdida de las proyecciones "imperfectas" en las plazas de pueblo, con el eco de la banda sonora perdiéndose más allá de la plaza, entrando en las calles circundantes, creando un bucle duplicado y superpuesto de ida y vuelta. Cosas extrañas y misteriosas.

Este sábado imagino que volverá, de otra manera, esa magia cándida e inocente de la proyección imperfecta, en el marco descentralizado del festival de cine etnográfico de Ecuador, en la parroquia rural de La Merced, donde también se proyectará esta pequeña obra rodada en un lugar rodeado de montes, como si de un corazón con sus arterias se tratase. Ese corazón bombeará en paz su sangre, y llegará a donde pueda. El oxígeno que aporte, por poco que sea, formará ya parte de este mundo.

"La forma del mundo" (2017) es un documento que intenta reflejar la forma del ritual del Rancho de Ánimas de Arbejales, un grupo de personas que se reúnen una vez al año durante varios meses, y normalmente los sábados, para salir a cantar y a tocar unos pocos instrumentos, en rogativa por las almas del purgatorio. Antes de llevar a cabo esos peculiares cantos rogativos (en deshechas y coplas), salen a pie por calles, caminos, veredas y cuestas para pedir la limosna que propicie esos cantos y las posteriores misas encargadas a las diferentes parroquias. Como dicen dos rancheros en un momento de la película, "sin el pedido (limosna), ni cantes". El Rancho de Arbejales, que yo sepa, es de los pocos en toda Canarias que sigue manteniendo intacta esa costumbre de pedir limosna por las calles, ya llueva o abrase el sol. En Canarias sobreviven unos pocos ranchos, quizás una decena, y solo en la provincia oriental, y como tal, como rancho de ánimas a la antigua usanza, quizá queden menos de una mano. Se dice que antes había un rancho en cada pueblo. En Gran Canaria siguen en pie según la ininterrumpida (milagrosamente) y centenaria tradición oral, los ranchos de Valsequillo y de Arbejales. El rancho de La Aldea de San Nicolás, que desapareció durante un tiempo, fue rescatado por lugareños y familiares de rancheros gracias a apuntes en libretas, algunas grabaciones y la memoria viva de los últimos supervivientes del rancho antiguo.

Desde mi punto de vista, los ranchos de ánimas no son folclore en el sentido popular o populista, son expresiones vivas y sentidas de una tradición que cumplía una labor social sustitutiva de la religión oficial por imperativo natural, dando un sentido a la vida y a la muerte, ayudando a los que se fueron y a los que permanecen provisionalmente en esta esfera, por extraño que parezca.

Fotografías: Óscar Vizcaíno Déniz.


Los Cantadores en San Isidro

Isidro y María en el corazón del bosque

Anuncio de la proyección en Arbejales (Gran Canaria, España)





Proyección en Ecuador

















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